El esperanto llegó a Segovia a principios del siglo XX, impulsado por figuras que veían en este idioma una herramienta de entendimiento universal. Entre ellas destaca Mariano Martínez, canónigo magistral de la Catedral de Segovia, quien aparece registrado en el Hispana Jarlibro Esperantista (Anuario Esperantista Español) de 1906, testimonio de su compromiso con el movimiento esperantista en sus primeros años de desarrollo internacional.
En las décadas siguientes, el esperanto encontró defensores comprometidos con construir puentes entre culturas. Entre ellos destacó el periodista segoviano Cayetano Redondo Aceña, profundamente influido por los ideales de fraternidad del idioma. Se distinguió por su defensa de la paz y la igualdad. En 1932 presidió el 9º Congreso Español de Esperanto celebrado en Madrid. Finalizada la guerra civil en 1939, fue ejecutado por el régimen franquista.
Ya en el último cuarto del siglo XX, el amor por el esperanto dejó una huella duradera en Segovia gracias a César de Mosteyrín Castillo, un entusiasta cuya pasión por el idioma inspiró a generaciones posteriores. Tras su fallecimiento, se fundó la Asociación Cultural Esperantista Segoviana César de Mosteyrín Castillo, que promovió la difusión del esperanto en la provincia. Aunque actualmente está inactiva, su legado sigue siendo un referente en la historia local del esperanto.
En la actualidad, el esperanto resurge en Segovia con la fundación, en 2024, de la Asociación Segoviana de Esperanto, que retoma el legado de sus predecesores y lo adapta a los nuevos tiempos. Esta organización trabaja activamente en la promoción del idioma mediante cursos, encuentros culturales y actividades diversas que conectan a las nuevas generaciones con los ideales del esperanto.
En definitiva, aunque Segovia no ha sido uno de los territorios más activos del movimiento esperantista, su historia con el esperanto comenzó temprano y aún perdura con fuerza, manteniendo vivos los ideales de entendimiento y unión internacional.