CRISIS SANITARIA Y ECONÓMICA
Saldremos de esta crisis sanitaria, económica, social (y espero que política también) y nuestras vidas retomarán su pulso. Pero no dejo de preguntarme si habremos aprendido algo de esta terrible experiencia. Algunos dicen que esta pandemia es un «Cisne Negro», es decir, un acontecimiento histórico, un suceso que cambiará profundamente a la sociedad. Lo dudo. Creo que se nos pasará el susto y volveremos a las andadas. Dijo Confuncio: «Cometer un error y no corregirlo es otro error».
AVANZAR SIN PERDER
Reconozco que no es fácil: avanzar tecnológicamente y seguir amando la poesía; crear infraestructuras que permitan dar trabajo y alimento y seguir cuidando la naturaleza; educar a nuestros hijos para que se abran camino en esta sociedad ultra-competitiva y a la vez inculcarles el respeto al prójimo y el sentimiento de formar parte de una sociedad sin la cual no somos nada; aprender a pensar cuando es más fácil que alguien piense y decida por nosotros.
DIVERSIDAD LINGÜÍSTICA
Así que un día me puse a pensar y caí en la cuenta de que el creador del Esperanto no andaba muy errado cuando afirmaba que: «La diversidad lingüística es uno de los mayores obstáculos en el camino hacia la amistad y la comprensión entre los pueblos». ¡Vaya!… Amistad. Comprensión. Suena bien. Pero… ¿Pecó de ingenuo al pensar que hablando todos una misma lengua llegaría la paz? Puede. Digamos que esa diversidad lingüística no es el origen de los problemas que afligen a los seres humanos, ¡pero tampoco ayuda!
LÍNEAS DIVISORIAS
Sigamos reflexionando…. ¿No son acaso los idiomas unos símbolos a los que los pueblos se agarran para afianzar su identidad? Cuando alguien necesita afianzar su identidad es que se siente amenazado. Nos amenazan cuando no les entendemos. Vemos amenazas en lo que es diferente a nosotros. La humanidad se ha afanado históricamente en trazar líneas divisorias entre idiomas, pueblos, religiones, ideologías y razas. ¿Te suena la frase: «O estás conmigo o estás contra mí»?
LENGUA AUXILIAR
Conclusión: Sí, creo que usar el Esperanto como una segunda lengua, común a toda la humanidad, nos aportaría precisamente eso: sentimiento de humanidad, sentido de globalidad solidaria. Todos remando en la misma dirección.